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DESDE ENFRENTE DEL SOFÁ AL LADO DE LA CAMA

Esta es la típica mesa de sofá que tienen casi todas las madres de mi generación.
Bien ¿algo tendremos que hacerle, no?




Lo primero es decapar, ya sabéis, decapante o lija, como queráis. Yo utilizo ambas cosas. 
Realmente, no sería necesario porque voy a aplicarle una capa de pintura al agua por encima, pero yo siempre prefiero ver la madera en su estado más natural y partir de ahí.
Después, la parto por la mitad. Podría haber invertido el orden y primero partir y después decapar, pero en este caso, preferí cortar después para poder trabajar más cómodamente y porqué la otra parte queda a la espera de otro reciclaje.
Por cierto, no me gusta el mármol que es el tablero original de la mesa. Lo que hago es cortarme un tablón a la medida y lo pinto con la misma pintura que utilizaré para pintar la mesa, sólo que después no aplicaré el betún para que tengan un contraste combinado.





Ahora le doy una buena capa de pintura, como ya he dicho, pintura al agua.




Una vez seca la pintura, le doy con una lija de mano para dar esa impresión que tanto me gusta, del paso del tiempo. Con este toque los muebles parece que tengan más vida vivida y más encanto. 





Y una vez dado el toque de la lija, le doy una pasada de betún de judea (ya sabéis que es mi gran aliado) y con un trapo de algodón froto y froto y froto.
El resultado es una mesita de noche que rompe la rectitud de los muebles de la habitación irrumpiendo con las líneas onduladas.