Claro que muy sobria, con su mármol y ese acabado de melamina que tan poco me gusta.
Bien, démosle un toque personal:
Empezamos por limpiar y lijar suavemente la superfície. Con ello conseguiremos que cualquier pintura que le apliquemos se adhiera mejor. Podríamos darle una pasada de imprimación pero este no ha sido el caso.
Sobre la superficie ya lijada aplico un barniz con color para que la base sea el color de la madera que yo quiero.
Después aplico una capa de pintura sintética de color verde y dejo secar. Una vez seco le paso una vela para poder hacer reservas de color.
Ahora, una pintura azul y una vez seca una pasada de papel de lija muy fino. Y otra vez la reserva de cera.
Ahora una pintura violeta y volvemos con la pasada de papel de lija.
Esto ya empieza a tener vidilla...
Una vez terminadas todas las pasadas de las diferentes capas de pintura le hago la última pasada de lija. He aquí el resultado:
